El otro presidente es Edmundo González Urrutia, opositor al régimen. Ganó la elección de julio con el 67% de los votos. A diferencia de Maduro, mostró el 85% de las actas de escrutinio que están digitalizadas y publicadas. Además, esas actas fueron certificadas por el Centro Carter, los únicos observadores internacionales independientes en la elección. Es difícil pensar que todo eso se haya fraguado, especialmente teniendo en cuenta la magnitud de la diferencia del resultado.
Ahora, si a Edmundo lo acompañaron los votos, a Maduro lo acompaña la fuerza. El Estado para ser considerado tal tiene que tener el monopolio de la fuerza física. Y hoy ese monopolio lo tiene Maduro, que controla por ahora todo el aparato represivo del Estado, incluyendo las fuerzas de seguridad, las fuerzas armadas y los grupos paramilitares.
La oposición dice que es un presidente ilegítimo. Y es cierto. Pero también lo fueron Hitler, Videla, Pinochet y tantos otros dictadores a lo largo de la historia. Edmundo González pudo haber ganado las elecciones, pero no está claro todavía cómo se va a hacer del control del país. De hecho, todavía no logró asumir.
"Le he pedido a Edmundo González Urrutia que no venga a Venezuela", dijo en un mensaje en redes sociales Corina Machado, la líder de la oposición a Maduro.
Los planes de la oposición
La oposición venezolana ya vivió un proceso similar de dos presidentes conviviendo durante el interinato de Juan Guaidó. La gran diferencia con este proceso es que en aquella oportunidad Guaidó asumió como presidente del parlamento y desde ese rol, se hizo cargo interinamente del Ejecutivo, algo que Maduro no aceptó; en los hechos, nunca llegó a controlar el país.
Por otro lado, en 2018 la oposición estaba proscripta y no se presentó a elecciones. Apenas participó el 46,07% de la gente.
Esta vez es diferente porque González Urrutia ganó en elecciones a pesar de todos los esfuerzos del régimen por impedirlo. La participación fue masiva y poco importó que la principal líder opositora, Corina Machado, no fuera candidata.
Todo esto genera el caldo de cultivo para que esta vez sea distinto. O al menos eso dicen los líderes.
Acá, algunas de las variables a las que apela la oposición para intentar hacerse del poder real:
- Por primera vez en los cuarteles militares ganó la oposición al régimen. Eso indicaría que por debajo de los altos mandos de las Fuerzas Armadas, el descontento es muy alto. ¿Pueden sublevarse las bases del ejército para impedir que Maduro se perpetúe en el poder?
- La presión internacional es enorme. Es cierto que con la presidencia de Guaidó fue también importante. Pero esta vez maduro se quedó solo, aislado de toda la región. A su jura, apenas fueron 4 mandatarios y algunos representantes diplomáticos de menor rango. Esta vez, países aliados históricos del régimen chavista como el Brasil de Lula, el México de AMLO o la Colombia de Petro decidieron quedarse al margen. Tampoco participó de la asunción Luis Arce de Bolivia; Gabriel Boric, presidente de izquierda chileno, cortó relaciones diplomáticas.
- González Urrutia podría ingresar en cualquier momento a Venezuela y jurar como presidente. Entre la oposición venezolana se especula con que el ingreso podría ser junto a exmandatarios de la región que vayan a apoyarlo.
- La presión en las calles es cada vez mayor. La oposición cree que podrá sostener marchas multitudinarias durante varios días y en todo el mundo que hagan caer al régimen. Hay un día D al que hay que llegar para lograr algo importante: el 20 de octubre, día de la asunción de Donald Trump.
- Justamente, este es el último punto. Creen que en el nuevo presidente de los Estados Unidos puede ejercer una presión decisiva para torcer el rumbo de la historia. ¿Por qué lo haría ahora y no lo hizo durante su presidencia anterior? Simple: esta vez Trump está en deuda con el voto latino, que fue el que inclinó la votación a su favor. Son votantes especialmente de origen cubano o venezolano que depositaron sus esperanzas en que Trump pueda ayudar a terminar con las dictaduras en sus países.
Por todos estos elementos, la oposición insiste en que esta vez va a ser diferente. Que Edmundo González Urrutia va a poder ser el presidente no solo legalmente electo, sino también que ejerza el poder en la práctica y que termine con el régimen en Venezuela. ¿Lo logrará?