Desde que fue electo como Papa Francisco, el 13 de marzo de 2013, el ex arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, mantuvo una relación tensa y zigzagueante con todos los presidentes argentinos.
Francisco mantuvo una relación tensa con los gobiernos de Cristina Kirchner, Mauricio Macri, Alberto Fernández y Javier Milei. La postergada visita a la Argentina, entre los problemas de salud y la necesidad de escapar de la grieta política doméstica.
Desde que fue electo como Papa Francisco, el 13 de marzo de 2013, el ex arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio, mantuvo una relación tensa y zigzagueante con todos los presidentes argentinos.
Más allá de los colores políticos, los recibió a todos en visita oficial en el Vaticano, pero lo hizo remarcando gestos y climas que siempre dejaron entrever un mensaje subliminal de aprobación o desaprobación del jefe de la Iglesia Católica mundial hacia la manera en que ejercieron el poder los jefes de Estado, siempre haciendo eje en la necesidad de que los políticos hagan algo por disminuir la pobreza y la desigualdad.
Así, pasaron por el despacho del Sumo Pontífice en la exclusiva mansión de Santa Marta, los ex presidentes Cristina Fernández de Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández, a veces acompañados por amplias comitivas o con sus respectivas familias.
El Papa siempre mantuvo distancia del Poder Político argentino y postergó hasta el final su promesa de visitar su país, la Argentina, como Sumo Pontífice, un galardón que siempre evitó que sea utilizado política y electoralmente por la dirigencia local, pero que resultó una decisión que a muchos fieles católicos les costó comprender o aceptar.
Francisco explicó las postergaciones sucesivas de su visita a la Argentina a la nutrida agenda internacional, a los persistentes problemas de salud o a la necesidad de evitar coincidir con los procesos electorales locales.
Más allá de la fe religiosa, el Papa argentino fue venerado popularmente como otros líderes que desde distintos lugares representaron mundialmente a los argentinos, como los deportistas ganadores de copas mundiales en sus disciplinas: Fangio, Maradona o Messi, pero no pudo superar la grieta política que en algunos sectores políticos lo ubicaban cercano al peronismo.
Esa máxima y los problemas de salud, llevaron a Francisco a ser el único Papa que no visitó el país que lo vio nacer, siendo el jefe supremo de la Iglesia Católica Mundial.
El septiembre de 2024, en declaraciones a la prensa mientras proyectaba su gira más larda por Asia, que podría incluir a Argentina al final de ese año, el Papa dijo que le "gustaría visitar la Argentina, pero tenía que resolver varias cosas antes".
Por distintos motivos, a veces por críticas recibidas desde mismo de la Casa Rosada, otras por campañas políticas en que era utilizado su nombre por dirigentes que mostraban sus fotos de visita al Vaticano como carta de presentación electoral.
Pero siempre fue un secreto a voces, queel Papa siempre actuó políticamente en las sombras, avalando o cuestionando tanto políticas sociales, económicas y legales, como la ley del aborto o del matrimonio igualitario, contra las políticas de ajuste social y todo lo que contradiga la doctrina de la justicia social y el jubileo.
Pese a la tensión política, Francisco siempre cuidó las formas protocolares del Estado del Vaticano, y los recibió a todos, con caras serias o más sonriente, dependiendo de la situación coyuntural y del personaje político que tuviera enfrente.
Pero siempre se encargaba de que quedara muy claro cuál era su mensaje de aprobación o desaprobación, anteponiendo un mensaje a los fieles argentinos.
En el caso de Javier Milei, después de meses de d
eclaraciones cruzadas y de guerra total entre ambos, no solo por diferencias en la política económica e ideológicas, sino que llegaron al insulto personal -Milei lo calificó como "el maligno en la tierra", " “zurdo asqueroso”, “comunista impresentable” y un “potato” y Francisco le contestó públicamente advirtiendo sobre los riesgos de que los argentinos crean en personajes payasos que miente.
El enfrentamiento público terminó con un llamado telefónico del Papa a Milei para felicitarlo por su triunfo electoral, y un pedido público de perdón formulado por el presidente Milei a quien calificó como "el argentino más importante de la historia".
En una entrevista periodística al otro día, el 12 de febrero de 2024, Milei admitió que "reconsideró algunas posiciones" sobre el papa Francisco, con quien afirmó que empezó a "construir un vínculo positivo".
"Se evoluciona, las cosas se entienden y una de las cosas que he entendido en los últimos tiempos es que el Papa es la persona, la institución argentina más importante, es el líder de los católicos en el mundo", sostuvo Milei en una entrevista con el medio italiano Rete 4.
Sin embargo con el correr de los meses, la relación se enfrió y a pesar de la carta de invitación que le envió Milei al Papa el 11 de enero de 2024 para que visite la Argentina, el papa volvió a cuestionar el endurecimiento de las políticas de ajuste libertarias y siguió postergando su visita con el argumento de los problemas de salud.
Ante el avance de las políticas libertarias de ajuste y el aumento de la pobreza, el papa advirtió en varias oportunidades que sin buenas políticas redistributivas “el descarte humano se va a extender, dejando a su paso violencia y desolación” y hasta denunció la represión del gobierno en una marcha de jubilados en el Congreso en septiembre de 2024.
La expresidenta y el papa Francisco no fueron los mejores amigos mientras ambos ocupaban las jefaturas en sus respectivos estados, ella de Argentina, él como jefe de la Iglesia Católica mundial, pero mantuvieron una relación protocolar y de respeto mutuo, que muchos en el peronismo quisieron utilizar para aprovechar una foto cerca del Papa para hacer política en Argentina.
La tensión entre Francisco y Cristina se hizo claramente manifiesta con motivo de la aprobación, en 2010, del matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo en Argentina.
El conflicto del campo argentino de 2008 marcó la relación entre el Papa -electo el 13 de marzo de 2013 en plena gestión kirchnerista- que el gobierno de Cristina Fernández celebró casi como un logro propio.
La tensión con el kirchnerismo fue más visible durante la presidencia del difunto Néstor Kirchner, cuando Bergoglio como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina que ocupó durante 6 años, criticó abiertamente muchas de las decisiones políticas del gobierno de Fernández de Kirchner.
Con la llegada de Cristina Fernández a la presidencia en 2007, la celebración del tedeum sirvió nuevamente como termómetro para medir el grado de confrontación entre Bergoglio y el gobierno.
La expresidenta siempre evitó ir a la Catedral de Buenos Aires para no escuchar las críticas de Bergoglio sobre la pobreza. Cristina trasladó todos los tedeum por el 25 de Mayo a catedrales de provincias del interior.
Pero las diferencias con el tiempo, y la apertura de la doctrina de la Iglesia que fue incorporando el Papa, sumado al atentado sufrido por la expresidenta, los terminó acercando con el tiempo.
El papa Francisco se encontró en siete ocasiones con Cristina Kirchner, en tres de ellas afuera del Vaticano, como los encuentros que mantuvieron en Brasil, Paraguay y Cuba, pero en todas las oportunidades se mostraron distendidos e intercambiaron regalos.
En dos oportunidades el papa Francisco se reunió con Mauricio Macri.
Recién el 31 de enero de 2020, Francisco volvió a encontrarse con un presidente argentino. La primera reunión con Alberto Fernández, fue a 50 días de haber asumido como presidente y la reunión duró 44 minutos.
El sumo pontífice recibió al presidente argentino en el Aula Paulo VI, ubicada a pocos metros de Santa Marta.
Estuvieron a solas durante 35 minutos, nueve menos que en su anterior reunión. Al concluir la audiencia fue el turno del saludo protocolar de la delegación con el Papa, la foto oficial y la entrega de obsequios.
El Papa recibió varias veces a Fabiola Yánez como primera dama, ya que ella se sumó a un grupo de promoción de políticas de beneficencia de la Asociación Scholass del Vaticano y mantuvieron encuentros a solas en varias oportunidades.
Por su parte, tras terminar su mandato, ya separado de Fabiola, Alberto Fernández fue recibido por el Papa junto a su pequeño hijo que lleva el nombre del jefe de la Iglesia, Francisco.