La gestión de Milei necesita detener la presión sobre las reservas y el dólar. El ministerio de Economía busca una señal del Fondo para contener a los mercados. La última encuesta que sacudió el panorama político.
Este martes habrá una reunión informal entre el staff del FMI y el board para terminar de definir los lineamientos finales del posible acuerdo con la Argentina. El Gobierno hizo los deberes y logró la convalidación del DNU que lo autorizaba a negociar. Todavía no se saben las condiciones. Quizás, tras la reunión, se conozcan más los detalles.
Según la agencia Bloomberg, se trata de un programa de facilidades extendidas por 15.000 DEGs, la moneda del FMI. Equivale a unos 20 mil millones de dólares. 8 mil serían fondos frescos para fortalecer las reservas; los otros 12.000 se usarían para refinanciar vencimientos que la Argentina tiene con el propio organismo.
La gran incertidumbre es cuáles son las condiciones que plantea el FMI para desembolsar esos fondos. Si aprendió de la lección de 2018, difícilmente preste para sostener un tipo de cambio irrisoriamente bajo. Pero si exige una devaluación, complicaría todos los planes del Gobierno que necesita mantener el tipo de cambio anclado, para sostener los niveles inflacionarios actuales y llegar competitivo a las eleccione de octubre. Todo a la vez es difícil.
Mientras tanto, los mercados huelen sangre. Por eso en los últimos 10 días se empezaron a mover posiciones en pesos y el Banco Central tuvo que intervenir para sostener el tipo de cambio. Más de 1000 millones cayeron las reservas en poco tiempo, con un BCRA que tuvo que vender unos 200 millones por día. Los dólares financieros crecieron igual un 5% en promedio.
Las reservas internacionales están a punto de perforar el piso de los 26 mil millones; según la consultora LGC, las reservas netas del Central se están en rojo por unos 8.500 millones de dólares.
El escenario, como siempre en este tipo de situaciones, es más que complejo. Atentos al dólar barato, los importadores adelantan las compras y los exportadores retrasan sus liquidaciones. Todo eso sigue presionando.
El problema no es solo económico sino político. El Gobierno empieza a perder el relato de que tiene controlada la economía. La inflación de febrero (publicada en marzo) mostró una leve aceleración; consultoras privadas estiman que en marzo se volvieron a recalentar los precios.
Una encuesta publicada este lunes por la Universidad de San Andrés muestra cómo el amesetamiento de la inflación es directamente proporcional a la estima que la opinión pública tiene sobre Milei y sobre el Gobierno.
Apenas un 36% está satisfecho con "la marcha general de las cosas". Había llegado al 46% en la medición de noviembre, lo que muestra una caída de 10 puntos. La valoración es peor que la del gobierno de Macri a la misma altura de su gestión.
El 52% desaprueba al Gobierno de Milei; una caída de 9 puntos desde la última medición.
Y la imagen del presidente cae al 43% (sigue siendo el dirigente con mejor puntaje del país) pero tiene un diferencial de -7 si se le resta la imagen negativa.
Pero quizás el dato más alarmante es que apenas el 36% cree que su economía personal estará mejor de acá a un año. Es poco para sostener a la opinión pública.
El Gobierno espera definiciones. Está previsto que la vocera del FMI Julie Kozack dé una conferencia este jueves brindando los detalles del acuerdo.
Esas definiciones pueden marcar el pulso del rumbo de la economía (y de la política) de los próximos meses.
