Cuando cayó la noche, arropados por el silencio del lugar, acostaron a sus hijas. Cleo, de cuatro años, vestía su pijama lila decorado con flores y mariposas azules, rosas y amarillas. Todo parecía en orden. El último vistazo de su padre, antes de cerrar los ojos, mostraba a la pequeña dormida plácidamente.
Pero al amanecer, la calma se rompió. A las seis de la mañana, al despertar para alimentar a la pequeña Isla, Jake notó algo que le heló la sangre: Cleo no estaba en su bolsa de dormir. El cierre de la carpa, abierto unos 30 centímetros, indicaba algo alarmante. Ellie Smith y Jake Gliddon entraron en pánico.
La desesperada búsqueda que paralizó a toda una comunidad
El primer impulso fue buscar en los alrededores. Gritaron su nombre, recorrieron cada rincón del campamento. Sin respuestas. Sin demoras, llamaron a la policía. En minutos, las autoridades acordonaron el área para evitar la contaminación de pruebas y desplegaron un gigantesco operativo de búsqueda.
Helicópteros, drones, perros rastreadores y agentes especializados se sumaron a la desesperada carrera contra el tiempo. Mientras tanto, Ellie Smith y Jake Gliddon compartieron su angustia en redes sociales, pidiendo colaboración: “¡Por favor ayúdenme a encontrarla! Si escuchan o ven algo, llamen a la policía”.
La hipótesis inicial fue que Cleo se habría alejado sola, quizás por curiosidad. Sin embargo, esa idea se desechó rápidamente. Era prácticamente imposible que una niña tan pequeña pudiera manipular el cierre de la carpa. Todas las señales apuntaban a un secuestro.
Pistas, sospechas y un pueblo movilizado
La desaparición de Cleo generó un impacto nacional. Los medios de comunicación informaban en tiempo real y cientos de voluntarios se sumaron a la búsqueda. Durante los 18 días que duró la investigación, la policía procesó más de 1000 pistas y analizó unas 200 declaraciones de testigos.
Cada registro de cámaras de seguridad en kilómetros a la redonda fue examinado minuciosamente. Las antenas de telefonía móvil permitieron identificar movimientos inusuales. Fue así como un dato en particular cobró fuerza: un vehículo detectado en la madrugada del 16 de octubre, circulando cerca de Carnarvon.
La investigación se centró entonces en un hombre: Terence Darrell Kelly, de 36 años. Aunque no contaba con antecedentes relevantes, su comportamiento llamó la atención.
El detalle que resolvió el misterio
Un vecino aportó una pista crucial: había visto a Kelly comprando pañales en un supermercado. Este comportamiento, en alguien que vivía solo y no tenía hijos, levantó las sospechas de los investigadores. Decidieron actuar de inmediato.
Tras varios días de vigilancia discreta, el Grupo de Respuesta Especial irrumpió en la casa de Kelly. Durante el registro, notaron que una de las habitaciones estaba cerrada con llave. Al forzar la puerta, encontraron la respuesta que todos esperaban: Cleo estaba viva.
La niña jugaba con muñecas en un cuarto desordenado. Llevaba 18 días encerrada, pero se encontraba en buen estado físico. No obstante, los signos de aislamiento eran evidentes.
Ellie Smith y Jake Gliddon recibieron la noticia con lágrimas de alivio. El país entero celebró el hallazgo como un verdadero milagro.
El perfil perturbador del secuestrador
Terence Kelly fue arrestado en el acto y, durante los interrogatorios, confesó haber actuado solo. No tenía relación previa con la familia Smith, ni había indicios de un móvil claro más allá de su desequilibrio mental.
En redes sociales, Kelly había mostrado comportamientos extraños: publicaba fotos posando con muñecas y mencionaba a una "familia imaginaria". Este patrón inquietante pareció materializarse en la privación de la libertad de Cleo.
La justicia australiana no tardó en imputarlo por secuestro. La gravedad del caso dejó huellas profundas en la comunidad y encendió el debate sobre la seguridad en zonas turísticas remotas.
Un final inesperado que conmocionó a Australia
La historia de Ellie Smith y Jake Gliddon no solo sensibilizó a su país, sino que dio la vuelta al mundo. La imagen de la pequeña Cleo sonriendo tras ser rescatada se convirtió en un símbolo de esperanza.
El operativo que permitió dar con ella demostró la importancia de actuar rápido y de manera coordinada en situaciones de desapariciones infantiles. También dejó en evidencia el papel fundamental de la comunidad, cuyos aportes fueron clave en el desenlace.
Australia nunca olvidará aquel octubre de 2021, cuando una familia que solo quería pasar unas vacaciones vio su mundo desmoronarse... para luego presenciar un verdadero milagro.