Los síntomas alarmantes y una internación sin respuestas
Cuando Priscila llegó al hospital, presentaba signos preocupantes: rostro amoratado y sangrado en la boca y la nariz. Su madre, María Armas, relató que en un primer momento le dijeron que tenía una infección urinaria, pero no le habían realizado estudios previos para confirmarlo.
Los médicos finalmente diagnosticaron rabdomiólisis, una condición grave en la que los músculos se descomponen y liberan sustancias tóxicas en la sangre, dañando órganos vitales como los riñones. Además, presentaba falla renal e hipertermia, un cuadro que se agravó hasta causar fallo multiorgánico y un paro cardiorrespiratorio el 27 de febrero.
¿Negligencia en el entrenamiento? La versión de la familia
La familia Galván sostiene que la muerte de Priscila se pudo haber evitado. Su prima Tiziana explicó que la joven era saludable y no tenía antecedentes médicos preocupantes.
"Esto fue provocado por la intensidad de la actividad física bajo las altas temperaturas", afirmó. El calor extremo y la falta de hidratación pudieron haber desencadenado el cuadro que terminó con su vida.
Además, señalan fallas en la atención médica. "Cuando recién le hacían estudios, la directora del hospital ya había salido a decir que tenía infección urinaria. Los análisis iban a estar listos en 72 horas, pero ya hablaban de un diagnóstico sin pruebas", denunció la familia.
El silencio de la Policía y la exigencia de justicia
A pesar de la gravedad del caso, la Escuela de Policía de Tucumán no ha brindado explicaciones claras sobre lo sucedido. Además, el cuerpo de Priscila no fue sometido a autopsia, lo que genera aún más incertidumbre sobre las causas exactas de su muerte.
Ante la falta de respuestas, sus familiares han encabezado marchas y protestas exigiendo justicia y el esclarecimiento de lo ocurrido. "Queremos saber si se respetaron los protocolos y si tomaron las medidas necesarias para proteger a los cadetes", expresó su madre.
La respuesta de la Policía: minimización y justificación
Desde la Secretaría de Seguridad de Tucumán, el funcionario Gustavo Vizcarra minimizó el caso y descartó que la muerte de Priscila estuviera relacionada con un exceso en la exigencia física.
"El entrenamiento es una preparación mínima para alguien que enfrentará situaciones de estrés y contacto con delincuentes", sostuvo. Además, aseguró que todos los cadetes fueron sometidos a exámenes médicos antes de ingresar a la escuela de oficiales.
Vizcarra incluso deslizó que algunos jóvenes no llegan en buenas condiciones físicas por "falta de hábitos saludables". "No es el caso de ella", aclaró, "pero hemos visto casos donde los aspirantes fallan en la hidratación".
El reclamo continúa: ¿se hará justicia?
La familia de Priscila Galván no se conforma con la versión oficial y sigue exigiendo una investigación exhaustiva para determinar si hubo negligencia. Mientras tanto, en Tucumán crece la indignación y la incertidumbre sobre si este trágico hecho pudo haberse evitado.