Maltrato infantil

Los detalles escalofriantes sobre la muerte de Aralí Vivas, la nena hallada muerta en Córdoba

La menor, de 8 años, fue encontrada carbonizada en su casa. Los principales sospechosos son su padrastro, un amigo de este y la madre de la menor.

Aralí Vivas tenía solo 8 años. Foto: archivo.

Aralí Vivas tenía solo 8 años. Foto: archivo.

La autopsia de Aralí Vivas, la nena de 8 años hallada muerta en Córdoba, reveló que la menor sufrió abuso sexual y un traumatismo craneal antes de morir. El caso, calificado como homicidio agravado por el vínculo, dejó en prisión a la madre, Rocío Milagros Rauch, de 28 años; su pareja, Ezequiel Simeone, de 33; y un amigo de este, Cristian Hernán Varela, de 40.

El fiscal a cargo, Oscar Gieco, detalló que la muerte de Aralí ocurrió cerca de la medianoche del viernes 1° de noviembre, aproximadamente 14 horas antes de que los bomberos hallaran su cuerpo tras un incendio en la vivienda familiar.

Durante ese tiempo, dos hermanos menores de la víctima permanecieron en la casa sin saber lo ocurrido, según testificaron en Cámara Gesell. "Quedaron a la buena de Dios, sin madre ni padre”, expresó Gieco.

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Las cámaras de seguridad permitieron reconstruir los movimientos de los detenidos. La noche del viernes, Varela llegó a la casa en bicicleta y, a lo largo de varias horas, tanto él como Simeone salieron y entraron en repetidas ocasiones.

Hacia el mediodía del sábado, Simeone fue visto saliendo de la casa con los menores, quienes permanecieron en una plazoleta cercana mientras él regresaba a la vivienda. Poco después, vecinos alertaron a los bomberos sobre un incendio. Los efectivos llegaron a las 13:59 y, al sofocar las llamas, encontraron el cuerpo de Aralí.

El informe forense descartó que la muerte se produjera por inhalación de humo, lo cual debilitó la coartada de Simeone, quien aseguró no haber estado en el lugar durante el incendio.

Maltrato, denuncias y un extraño incendio: conmoción en Córdoba por el crimen de Aralí

El cuerpo de Aralí fue hallado el sábado cerca de las 14 cuando los bomberos voluntarios de la mencionada localidad fueron alertados por un incendio en una casa en la calle Caseros al 800. Una vez extinguidas las llamas, los efectivos encontraron los restos de la pequeña.

El caso dio un vuelco cuando el médico forense describió el asesinato como “aberrante”, y destacó que el cuerpo de Aralí presentaba graves heridas por el incendio, que, según las pericias, fue intencional y provocado después de su muerte.

"Es imposible ver la causa de muerte a simple vista", explicó el médico Mario Vignolo, debido al estado del cadáver. Según consignó el medio El Doce TV, si bien se harán estudios adicionales, Vignolo señaló que la niña había fallecido antes del incendio.

"No habría respirado durante el proceso de carbonización, lo cual es sugestivo de que hubiera estado muerta ya", dijo. Las autoridades aún están investigando si pudo haber sufrido abusos previos, aunque el estado del cuerpo dificulta la confirmación.

Maltrato y denuncias: la dura vida de Aralí en Córdoba

La vida de Aralí Vivas estuvo marcada por condiciones de vulnerabilidad y denuncias de familiares sobre la situación que vivía en su hogar. Vecinas y amigas de la abuela de la niña relataron que, en varias ocasiones, la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf) le había retirado la custodia a la madre, quien afrontaba problemas de adicción.

Sin embargo, la tenencia de los niños le fue restituida, a pesar de las protestas de los familiares y de los constantes reclamos en la comisaría local. "Ella nunca estuvo apta para tener a los niños", expresaron allegadas de la familia en una entrevista, y señalaron que el entorno de la madre era peligroso.

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En declaraciones a medios locales, vecinos recordaron situaciones alarmantes de violencia y abandono. Según una testigo, el hermano de Aralí llegó a decir que en su hogar "pasan cosas feas y no podemos hablar".

En la escuela de fútbol a la que asistían, los encargados notaron que Aralí se orinaba encima al momento de regresar a su casa, lo que aumentaba las preocupaciones sobre el bienestar de la niña y su hermano.

“Sentimos impotencia más que dolor, también bronca, porque sabíamos lo que pasaba y no pudimos hacer nada”, expresó Verónica, una vecina de Brinkmann.

La comunidad se unió para ayudar a los hermanos de Aralí, organizando una colecta de alimentos, ropa y juguetes para los menores, quienes se criaron en un contexto de carencias y violencia.