Sospechas dentro de la propia casa
Desde el primer momento, las miradas se dirigieron a su madre, Rosalía Maidana, y al padrastro de la menor, Néstor Pérez, como los principales sospechosos del crimen. Según informaron fuentes policiales, la mujer intentó desviar la investigación con una versión falsa: aseguró que la pequeña se encontraba con una tía en la localidad de El Colorado. Al tomar contacto con la supuesta pariente, esta negó haber visto a la niña.
Ante la inconsistencia, Rosalía cambió su declaración. Afirmó que su hija se había caído al río Bermejo y que, por miedo, no había hecho la denuncia correspondiente. Esta nueva versión levantó aún más sospechas y desencadenó el inicio de intensos rastrillajes en la zona cercana al domicilio familiar.
Fue en ese operativo donde finalmente se encontró el cuerpo de María, enterrado y cubierto con una bolsa, en lo que parece haber sido un intento deliberado de ocultar el hecho.
El testimonio desgarrador de su padre
El padre biológico de María, visiblemente afectado, hizo declaraciones públicas tras el hallazgo. “Lo único que les pedí siempre era que cuidaran a mi hija”, expresó. En su relato, apuntó directamente a su exesposa y al actual novio de esta como los responsables de no haber protegido a la menor.
Sobre la relación de su expareja con Néstor Pérez, el padre de María sorprendió con una confesión: “Yo tengo 50 años, él era como un hijo para mí. Se crió conmigo”. A pesar del vínculo que los unía, no dudó en señalarlo como uno de los principales responsables del sufrimiento que acabó con la vida de su hija.
También agregó una frase que resume la impotencia de muchos familiares cuando no pueden intervenir en tiempo: “Si no la querían, no entiendo por qué no me llamaron y me dijeron”.
Inconsistencias y mentiras que agravan el caso
Para los investigadores, los constantes cambios en los dichos de Rosalía Maidana son una señal clara de encubrimiento. La mentira inicial sobre el paradero de la niña, seguida por una supuesta caída accidental, no se sostuvieron frente a la evidencia física.
El hecho de que el cuerpo estuviera enterrado y oculto refuerza la hipótesis de un crimen planificado o, al menos, encubierto con intenciones claras de desviar la investigación.
Las autoridades continúan tomando testimonios y recolectando pruebas que permitan esclarecer los hechos, mientras la comunidad exige justicia por María Maidana, una niña cuya corta vida terminó de manera brutal.
Una comunidad conmovida y en estado de alerta
El caso generó un fuerte impacto en Colonia Weitzel y zonas aledañas. La muerte de una niña en un contexto de presunta violencia familiar reavivó los reclamos por mejores políticas de protección a la infancia. La falta de denuncias previas y de intervención por parte de servicios sociales levanta ahora serios interrogantes.
Vecinos, familiares y allegados realizaron una pequeña vigilia en homenaje a la memoria de María. Entre el dolor y la bronca, muchos pidieron que los responsables no queden impunes.
Lo que se sabe hasta el momento
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La denuncia fue realizada por la abuela de la niña.
La madre mintió sobre el paradero de María en un primer momento.
La segunda versión indicaba una supuesta caída al río, sin denuncia formal.
El cuerpo fue hallado en cercanías de la vivienda familiar, enterrado en una bolsa.
Los principales sospechosos son la madre y el padrastro de la menor.
La causa está en manos de la Justicia provincial, que analiza las pruebas y testimonios.
Mientras el país sigue de cerca este caso, la justicia trabaja para determinar la responsabilidad exacta de cada involucrado. La muerte de María Maidana no puede quedar en silencio, ni en la impunidad.