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El duro recibimiento en la cárcel para Lobo Smith, el policía vinculado al esposo de Jésica Cirio

El ingreso de El Lobo Smith al penal de Marcos Paz no fue lo que imaginaba: una golpiza, una celda compartida con pesos pesados y un pacto traicionado.

El duro recibimiento en la cárcel para Lobo Smith, el policía vinculado al esposo de Jésica Cirio

El Lobo Smith, ex policía federal y presunto operador de seguridad en los márgenes de la legalidad, no tuvo el recibimiento esperado cuando fue trasladado al pabellón 4 del módulo 4 en el Complejo Penitenciario II de Marcos Paz. Aquel viernes 11, poco después de las 15, tres presos lo esperaban con un protocolo que distó mucho de una bienvenida.

Había una razón de peso: Smith, de 45 años, había declarado como imputado colaborador, hundiendo en la causa a Elías Piccirillo, empresario y esposo de la mediática Jésica Cirio, acusado de armar un falso operativo policial para evitar pagar una deuda millonaria.

La interna del pabellón 4

Hasta el jueves anterior, El Lobo había permanecido en el hospital penitenciario, recuperándose tras su detención del 20 de marzo junto a Piccirillo, el comisario Iván Helguero y otros cinco policías. Su procesamiento con prisión preventiva y un embargo por 100 millones de pesos fue firmado días después por el juez federal Sebastián Casanello.

La idea de trasladarlo al pabellón 4 respondía a una lógica de resguardo: allí están alojados presos que también formaron parte de las fuerzas de seguridad. Pero lo que se suponía iba a ser un entorno "seguro" terminó siendo una trampa: tras ingresar a la celda número 4.438, tres reclusos lo golpearon brutalmente. A los 15 minutos, salieron al salón de usos múltiples y Smith, aterrado, pidió ser reubicado.

El comité de bienvenida fue compuesto por presos de altísimo perfil criminal. Uno de ellos, un ex policía de Mar del Plata condenado por un violento asalto en 2020 a un matrimonio de jubilados. El botín fue cuantioso: 200 mil dólares, 400 mil pesos y un sable militar. El trauma dejó secuelas irreversibles: ambos ancianos murieron meses después.

Otro de los involucrados en la golpiza fue condenado a perpetua por un crimen que aún estremece: el asesinato de tres policías en octubre de 2007 en la planta transmisora del Ministerio de Seguridad de la provincia.

El "trabajo sucio" para Piccirillo

Carlos “El Lobo” Smith, ex inspector, había sido exonerado de la Policía Federal en 2019. Desde entonces, se movía en las sombras de la legalidad, ofreciendo "servicios de seguridad" para empresarios del ecosistema cripto. Uno de ellos fue Elías Piccirillo, esposo de Cirio, con quien tejió una relación cercana basada en confianza, logística y supuestas cobranzas.

En este caso, Smith habría sido el encargado de ejecutar una maniobra digna de un thriller judicial: la detención de Francisco Hauque, un acreedor de Piccirillo, bajo el pretexto de transportar droga. Según su declaración como colaborador, la cocaína plantada –1,280 kilos de altísima pureza– fue provista por el propio Piccirillo. Por ese trabajo, se acordaron 60 mil dólares. Smith cobró 40 mil, de los cuales 30 mil fueron directamente al comisario Helguero.

La noche del montaje

Los audios y ubicaciones de antenas telefónicas lo ubican a El Lobo en el epicentro del operativo trucho. Condujo una BMW X6 por la zona de Camino de los Remeros y Santa María de las Conchas, en Tigre. Esa misma madrugada, se dirigió a Nordelta para encontrarse con Piccirillo, supuestamente a renegociar su paga.

La investigación demostró que la droga y el arma halladas en el vehículo de Hauque habían sido plantadas, como parte de un plan cuidadosamente ejecutado por un equipo de oficiales en connivencia con el empresario. Smith fue el nexo entre todos ellos.

El miedo en Marcos Paz

La represalia que sufrió Smith tras su testimonio fue fulminante. Tras ser reubicado en el pabellón 10 –otro sector reservado para ex miembros de las fuerzas–, el mensaje quedó claro: hablar tiene consecuencias. El abogado de Smith, Rodrigo González, ya había solicitado garantías luego de su declaración del 31 de marzo, pero no bastaron.

En los pasillos del penal, se comenta que el ataque fue un castigo ejemplar por haber quebrado el código carcelario: hablar de más, especialmente contra ex compañeros de uniforme, tiene un precio.

Los cabos sueltos

La causa sigue abierta y con múltiples interrogantes. El más importante: ¿de dónde salió la droga?. Otro detalle no menor: la denuncia por extorsión presentada por Piccirillo contra Hauque en diciembre de 2024, justo antes del montaje.

Y una tercera sombra planea sobre el caso: la eventual participación de Jésica Cirio. Estaba invitada a la cena que funcionó como excusa para tenderle la trampa a Hauque. Pero, según consta en la causa, se excusó a último momento, lo que la desligó del escenario.

Mientras tanto, Piccirillo se encuentra detenido tras haber sido capturado en Nordelta. Helguero también está preso, y otros cinco oficiales permanecen imputados. Smith, por su parte, intenta sobrevivir a la doble condena: la judicial, y la de sus ex pares.