HORROR EN CORDOBA

Creyó que ladrones entraban a su casa, disparó con su escopeta y pasó lo peor con su hijo

Un hecho desgarrador sacudió la tranquilidad del barrio Guiñazú, al norte de la ciudad de Córdoba, este sábado por la noche.

Creyó que ladrones entraban a su casa, disparó con su escopeta y pasó lo peor con su hijo

Un hecho desgarrador sacudió la tranquilidad del barrio Guiñazú, al norte de la ciudad de Córdoba, este sábado por la noche. Un hombre disparó con su escopeta creyendo que había intrusos en su casa, pero terminó matando accidentalmente a su hijo de 20 años. El suceso ha generado conmoción en una comunidad conocida por su unión y buenas relaciones vecinales.

La tragedia ocurrió en la vivienda de la familia Padilla, en la calle Del Moxeño al 40, y dejó a la comunidad en estado de shock. Este caso ha abierto un debate sobre el uso de armas en el hogar y las medidas de seguridad frente a la creciente sensación de inseguridad.

Todo comenzó cerca de la medianoche cuando Víctor Hugo Padilla Pérez, de 49 años, escuchó ruidos provenientes del patio de su casa. Creyendo que se trataba de un intento de robo, reaccionó rápidamente y buscó su escopeta calibre 16. En la oscuridad, distinguió una silueta que se movía entre las sombras y disparó dos veces.

Los segundos posteriores fueron de angustia y desconcierto. Tras escuchar gritos desesperados, Padilla y su esposa corrieron hacia el lugar de los disparos y se encontraron con una escena devastadora: el joven Rodrigo Padilla Marcani, de 20 años, había recibido un disparo mortal en el hombro. El impacto de los perdigones le provocó una herida grave que resultó fatal.

En medio del horror, Víctor Hugo Padilla tomó a su hijo herido y lo trasladó en su vehículo, un Fiat Duna Weekend, al hospital Elpidio Torres. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del personal médico, Rodrigo ya había perdido demasiada sangre y no pudieron salvarle la vida.

Tras confirmarse la muerte de su hijo, el padre decidió regresar a su hogar, tomar la escopeta utilizada y dirigirse a la comisaría del barrio. Allí, confesó entre lágrimas que había disparado por error y que nunca imaginó que estaba apuntando contra su propio hijo.

Guiñazú es un barrio que, aunque enfrenta algunos episodios de inseguridad como muchas otras zonas urbanas, se caracteriza por ser un lugar tranquilo y de fuerte sentido comunitario. La familia Padilla, que pertenece a la comunidad boliviana, era conocida en el sector por su trabajo y buena relación con los vecinos.

Jorge, dueño de un negocio cercano a la vivienda, expresó su incredulidad al enterarse del trágico incidente. “Es un barrio como cualquier otro, con altibajos en la seguridad, pero esto es algo que nunca habíamos visto”, comentó en diálogo con el medio local.

Por su parte, César, otro vecino, describió a la familia como trabajadora y dedicada. Víctor Hugo Padilla, mecánico de profesión, solía recibir la ayuda de su hijo Rodrigo tanto en el taller como en las tareas domésticas. “Eran personas de bien, siempre dispuestos a colaborar. No podemos creer lo que pasó”, lamentó.

El caso quedó a cargo de la Fiscalía 5 de Violencia Familiar, que investiga las circunstancias del hecho y evalúa la situación legal de Víctor Hugo Padilla. En las próximas horas, se tomará su declaración testimonial para determinar si será imputado por homicidio culposo o si se considerará una causa con atenuantes por tratarse de un accidente.

Los primeros informes de los investigadores confirman que no había signos de entrada forzada ni evidencia de que alguien estuviera intentando robar en la vivienda. Esto refuerza la hipótesis de que Padilla actuó bajo un estado de alarma provocado por el temor a la inseguridad.

Este episodio ha puesto en el centro del debate la tenencia de armas en los hogares, especialmente en comunidades donde los vecinos buscan protegerse frente a la delincuencia. El acceso a armas de fuego, aunque legal en ciertos casos, puede derivar en tragedias irreparables cuando se actúa bajo presión o en situaciones de confusión.

Los expertos insisten en la necesidad de capacitación en el manejo de armas y en la implementación de medidas de seguridad para evitar este tipo de accidentes. Además, recalcan la importancia de mejorar los sistemas de seguridad en los hogares para disminuir la percepción de vulnerabilidad.

Lo ocurrido en la vivienda de la familia Padilla Pérez quedará como un recordatorio doloroso de cómo el miedo y la inseguridad pueden llevar a decisiones impulsivas con consecuencias irreversibles. Para los vecinos de Guiñazú, esta tragedia será difícil de olvidar, mientras que la familia afectada enfrenta la doble carga del duelo y las implicaciones legales.