Hector "Bambino" Veira fue denunciado el 17 de octubre de 1987. La acusación era por haber violado a un nene de 13 años.
Hector "Bambino" Veira fue denunciado el 17 de octubre de 1987. La acusación era por haber violado a un nene de 13 años.
Ese día, un chico iba junto con un amigo y cuando vieron a Veira en la calle se acercaron con timidez a pedirle un autógrafo. El técnico les respondió que su lapicera no funcionaba y le pidió al menor si lo acompañaba a su departamento que estaba cerca. Esa misma noche el niño le contó a su mamá la pesadilla que le tocó vivir: "Me violaron".
El padre del chico reconoció que su hijo le contó todo primero a su madre. "Por eso tuve tiempo de pensar en denunciar a Veira. Si no, lo habría matado".
Como jugador, el "Bambino" había sido ídolo de San Lorenzo, club con el que fue campeón en 1968. Pero la gloria mayor la conoció con River en 1986, cuando ganó la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental ante el Steaua de Bucarest.
Veira negó el hecho y sostuvo que el niño le había pedido un autógrafo y que él lo invitó a su departamento para regalarle un banderín. Como coartada, el "Bambino" sostuvo que estaba una sobrina suya, Adriana Veira, quien dijo vivir también en ese departamento y que ella estaba presente.
Sin embargo, en el juicio se probaría que la declaración de su sobrina era falsa, siendo condenada por falso testimonio.
El 4 de abril de 1988, Veira fue encontrado en primera instancia culpable del delito de tentativa de violación y promoción de corrupción de menor, siendo condenado a cuatro años de prisión. La Cámara del Crimen revocó la condena y absolvió a Veira aplicándole el beneficio de la duda.
El 24 de abril todo se modificó: la Corte Suprema de Justicia consideró arbitraria la decisión de la Cámara de aplicar el beneficio de la duda y ordenó dictar una nueva sentencia. El 30 de agosto de 1991 la Sala VI de la Cámara dictó nueva sentencia encontrándolo culpable de violación de un menor, y condenándolo a seis años de prisión, siguiendo el voto de la jueza Carmen Argibay. El 4 de octubre de 1991 fue enviado a prisión para cumplir la condena.
El chico, de nombre Sebastián Candelmo, relató todos los hechos tal como los presentó en su denuncia inicial. Recordó detalles del departamento y confirmó que allí no había nadie más. Según sus palabras, Veira habría admirado sus piernas y le convenció de que se quitara el pantalón para ver si tenía condiciones físicas y podría ser un buen futbolista. Luego intentó la violación.
El 8 de septiembre de 1992 la Corte Suprema volvió a intervenir y calificó el delito como “intento de violación” y le redujo la pena a tres años. Como Veira ya había cumplido más de un tercio de la condena, quedó en libertad condicional el 17 de septiembre de 1992, luego de cumplir once meses de prisión.
En 1998 fue condenado a pagar un resarcimiento de 110.000 pesos argentinos (equivalentes a 110 mil dólares) por los daños psicológicos. El juez en lo Civil Luis Dupuo consideró viables los argumentos de la familia de la víctima.
En 1992 el "Bambino" Veira ya estaba en libertad. "¿Cuándo estés listo te esperamos?", le dijo Fernando Miele, presidente de San Lorenzo de ese momento. "Dame 24 horas y te cuento", fue la respuesta del "Bambino".
El técnico quería saber cuál era la reacción de la gente en la calle. Llamó a dos amigos y les dijo que lo acompañen a Florida y Corrientes, pleno centro porteño. Se dio cuenta que el impacto en la calle fue positivo. El "Bambino" necesitaba saber cómo estaba parado frente a la sociedad después de estar 11 meses preso.
En una entrevista con El Gráfico contó: "Lo de la cárcel fue una injusticia total. Lo que me ayudó a salir bien mentalmente de esa situación fue mi conciencia, mi tranquilidad de conciencia". Al ser consultado si tuvo miedo, agregó: "No me hace bien hablar de estos temas, no me gusta".
En la mayoría de los penales, ya sean provinciales o federales, existe un sector donde los presos tienen mejores comodidades. Incluso hay ciertas comodidades como heladera, cocina y televisor. Uno de los VIP’s más tradicionales es el de la Unidad 2 de Devoto, que depende del Servicio Penitenciario Federal. El sector está en un área cercana a la puerta principal, en un edificio independiente de los de la población general.
El VIP de la U2 se divide en tres pabellones: el 49, el 49 bis y el 50. De acuerdo a la descripción hecha por diversas fuentes consultadas por el diario Clarín, el 50 contaba entonces con un jardincito con parrilla mientras que el 49 ofrecía un altillo que se usaba en las “visitas íntimas”.