Históricamente, los papas tienen una jerarquía mundial que les permite mediaciones o gestiones muy reservadas. En el caso de Francisco, mantuvo una relación estable con Nicolás Maduro y se le pidió por carta que interceda por Nahuel Gallo.
Gestiones y una carta al papa Francisco para que medie con el regimen de maduro por el gendarme argentino detenido en Venezuela. (Foto: A24.com)
"...procurando dar pronta respuesta y resguardo a la familia y a la sociedad catamarqueña, es que le solicito interceda ante el gobierno y autoridades venezolanas, a los fines de encontrar una solución que traiga paz a la familia". Es el pasaje más importante de la carta que le envió el gobernador Jalil de Catamarca al Papa Francisco. Le pide que haga lo que esté a su alcance para lograr la liberación del gendarme Nahuel Gallo.
Los papas siempre tienen un enorme prestigio y consideración mundial y es por eso que se la pide desde Catamarca, la posibilidad de una gestión de buenos oficios a Francisco. El papa argentino, además, tuvo una cordial relación con el chavismo y estuvo varias veces con Nicolás Maduro.
Es por eso que se aspira a que pueda destrabar el conflicto bilateral y, especialmente, lograr que el gobierno de Venezuela libere al gendarme argentino.
También se habla de una batería de recursos que espera den resultados positivos, que incluyen hasta al presidente electo Donald Trump. Pero esta carta enviada al papa Francisco se espera que sea una llave maestra que permita la libertad del gendarme preso en Venezuela.
Nahuel Gallo tiene 27 años y está preso por el régimen chavista en Venezuela. Lo detuvieron cuando viajó para visitar a su pareja y a su hija que están en ese país. Sin embargo, las autoridades lo detuvieron en paso fronterizo con Colombia y desde entonces se mantiene en esa condición. Además, Diosdado Cabello, número dos del régimen chavista, dijo que por las "actividades" del gendarme y sus viajes, su acción es propia de un "espía".
Desde el 8 de diciembre está en manos de la autoridades venezolanos. Como es poco y nada lo que se sabe de él, el gobierno del presiente Javier Milei considera que está secuestrado. "Fue detenido por las Fuerzas de Seguridad a cargo del dictador criminal Nicolás Maduro por el único delito de visitar a su pareja y su hijo", dijo este martes el mandatario argentino.
Por eso, ya hubo un fuerte reclamo de la ministra de seguridad, Patricia Bullrich, quien le dijo que lo libere o se atenga a las consecuencias. También es un trabajo especial para Gerardo Werthein, al poco tiempo de haber iniciado su gestión en Cancillería.
Para la Cancillería se abren dos caminos rápidamente. Una, son los vínculos no muy pulidos con Lula da Silva. El Brasil resguarda a la embajada argentina en Caracas con 6 personas colaboradoras de Corina Machado como asiladas por ser perseguidas por Maduro. Brasil se ocupa de la sede diplomática argentina y Lula siempre ha mantenido los buenos lazos con el régimen de Maduro, aún con los reparos hechos tibiamente al proceso electoral fraudulento.
Inútil sería pedir la intervención de la OEA. Maduro no hace más que hablar pestes de su secretario general, el uruguayo Luis Almagro.
La otra opción es más compleja. Es la buena llegada de Werthein, no solo del presidente Milei, a Donald Trump. Pero el republicano recién asumirá como presidente el próximo 20 de enero de 2025. Falta más de un mes. Es mucho tiempo para mantener preso o "secuestrado" al gendarme argentino en Venezuela. Por lo que la avanzada del gobernador Raúl Jalil, de Catamarca, es la mejor "carta" que se puede jugar en este momento.
El papa ha tenido una relación ambivalente con el gobierno de Javier Milei. Sobre todo, en el principio por las duras declaraciones del "Milei panelista y Milei precandidato". Luego, se disculpó públicamente, fue a visitarlo a el Vaticano y lo invitó a que realice su postergadísimo viaje a la Argentina.
El Papa hizo una crítica a la represión policial a una de las últimas marchas al Congreso, pero pocos días más tarde, se mostró muy cordial cuando recibió a la vicepresidente Victoria Villarruel.
Con Nicolás Maduro siempre mantuvo una relación buena, aceitada, fiel a los principios de la excelencia de la diplomacia vaticana. Esto le valió al papa no pocas críticas de los enemigos del régimen chavista.
Maduro sucedió a Hugo Chávez en la presidencia del país el 5 de marzo de 2013. Para quienes dicen que la historia no sabe de casualidades, acá hay un dato curioso. El 13 de marzo, desde los "confines del mundo", el cónclave de cardenales eligió a Jorge Bergoglio como el sucesor de Benedicto XVI.
En estos 11 años, se han visto las cara muchas veces. Siempre con buen tono. El Papa, sin embargo, reprochó varias veces que Maduro no respeto acuerdos y pactos como para garantizar una salida ordenada y pacífica para la crisis institucional del país. Pero aún esas críticas, jamás despertaron los reproches o la ira del dictador Maduro como sucede con los presidentes de los Estados Unidos y todos los latinoamericanos que lo han criticado. Entre ellos, Javier Milei es el blanco principal de sus durísimas críticas.
Es por eso que la cata de Jalil parece haber ido al mejor destinatario en esta crisis. El papa es argentino y tiene un buen diálogo con Nicolás Maduro. No hay duda en que es el argentino más calificado para llegar hasta el líder Venezolano y que lo escuche. Tal vez Diego Maradona podría haber sido otro personaje con llegada a Maduro, pero ya no está.
El papa tiene además una batería de recursos y posibilidades con la diplomacia vaticana, una de las mejores del mundo. Un mensaje suyo llegará sin inconvenientes al Palacio Miraflores en Caracas. Es casi la única voz argentina que no desafina a los oídos de Nicolás Maduro.
Todos los argentinos, de 55 años o más, recordamos la mediación papal que frenó la inminente guerra con Chile en 1978. Un conflicto de límites en el canal de Beagle, en el sur del país, puso a ambas naciones al borde de un conflicto armado, que tuvo fecha y hora de inicio. Pero la sabia intervención del Papa Juan Pablo II, logró una mediación que alejó la guerra y abrió un proceso de negociación en paz.
Designó al cardenal Samoré para conducir la mediación. Acuñó una frase en medio de tantos rumores bélicos, que nos quedó para cualquier tema delicado: "Veo una luz al final del túnel", dijo el cardenal italiano cuando el principio de acuerdo surgió en la mesa de la mediación.
El acuerdo demoró varios años, pero el 29 de noviembre de 1984 se firmó con los cancilleres de Chile y de la Argentina junto al papa Juna Pablo II.
Esa vez se detuvo una guerra. Ahora se trata de la libertad de un ciudadano argentino. Bien vale una gestión que realice el Papa Francisco.