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Presos en un patio de la prisión de Carandirú, luego de la peor masacre carcelaria en Brasil. (Foto: Gentileza BBC)
Pero luego, fue condenado como responsable de esa masacre. El caso fue tan impresionante que "Carandiru" llegó al cine con Héctor Babenco. También se realizaron unos documentales, Pero por su contenido en partes esotérico nuncia se pudo ver de manera completa, solo su segunda parte está disponible, por ejemplo por Youtube.
La cárcel de "Carandiru", la peor de Latinoamérica
Era la "Casa de Detención de San Pablo", pero se la conocía popularmente como "Carandiru" por el barrio en el que se encontraba. Se construyó en 1920, con una capacidad prevista para aojar a 3.000 reclusos.
Pero, con el tiempo, se transformó en un depósito de personas detenidas. Llegaron a acumularse más de 8.000 reos, la mayor cárcel de Latinoamérica.
Como rápidamente no hubo más unidades en donde llevar a otros detenidos, todos terminaban "depositados" en Carandiru, superpoblada de manera permanente. Por lo tanto, se le fueron agregando pabellones: fueron 9 en total, un lugar que se convirtió en una bomba de tiempo, que estalló el 2 de octubre de 1992.
La catástrofe de Carandiru
Para la segunda mitad del año 92, las autoridades penitenciarias y del estado de San Pablo ya no sabían como encarar este problema de la peligrosidad y superpoblación. El último pabellón se construyó para albergar a presos de alta peligrosidad.
Pero sorprendía la edad: entre 18 y 25 años. Fue entonces cuando se organizó un partido de fútbol interno. El 2 de octubre fue la fecha fijada para que explotara ese polvorín humano.
Para peor, la cárcel estaba más que desbordada. Tenía por ese entonces más de 9.000 presos (su capacidad original fue de 3.000). El encuentro tenía además de los equipos, a los presos como espectadores. De pronto, estalló una pelea entre los equipos que se fue incrementando. Rápidamente se asemejó mucho más a una rebelión o a un motín.
El servicio penitenciario se vio desbordado. Lo que comenzó en el pabellón 9 - allí era el partido de fútbol - transformó a la cárcel en una anarquía. Entonces se pidió la ayuda de la Policía Militar. Al frente de la operación de "reconquista", estuvo el oscuro personaje para la historia del Brasil: el coronel Ubiratán Guimaraes, responsable de la masacre.
Carandirú: de catástrofe a masacre histórica
El Coronel Guimaraes tomó el control de las operaciones en sus manos. Los primero que hizo fue no aceptar negociar con los responsables de la revuelta. Al contrario, dio la orden a los uniformados de la policía militar de entrar sin contemplaciones.
La luz se había cortado - en sectores por los presos y en otros por orden de Guimaraes. En ese marco, ingresó con 70 uniformados al penal. El resultado fue devastador. La Policía Militar no ahorró ningún elemento para imponerse. Especialmente los disparos a mansalva.
Unas horas más tarde, la situación de rebelión en Carandiru había terminado pero con un elevadísimo costo. Hubo 111 presos muertos y otros 110 heridos. Por el contrario, de los integrantes de la policía militar, nadie resultó con heridas. Salvo el propio Guimaraes, lastimado cuando le lanzaron un televisor mientras entraba al pabellón nueve.
Juicio al coronel Guimaraes
La investigación judicial llegó a una conclusión aterradora. La policía militar no respetó los principios humanos más básicos para recuperar el penal. Las órdenes fueron dadas directamente por el coronel Guimaraes.
En junio de 2001, se produjo el veredicto: fue condenado a una pena de 632 años de prisión. Hallado responsable de la muerte de 102 de las 111 víctimas entre los reos. Pero su sentencia se revisó, se dijo que hubro errores en el proceso y no fue a la cárcel. Es más, al año siguiente lo eligieron como diputado estatal en São Paulo. Pero la masacre de Carandiru conmovió tanto a Brasil que dio lugar a una película y a una investigación televisiva en capítulos.
"Carandiru": el registro "esóterico" del horror
Con ese nombre, el realizador argentino Héctor Polanco, realizó una película que fue un suceso en Brasil y fuera de ese país. "Sólo los prisioneros, los policías y Dios pueden contarnos lo que realmente pasó allí", dijo Babenco como resumen de la película estrenada en 2003 y con mas de 5 millones de espectadores.
Babenco no sólo reconstruyó los hechos, sino también, mostró el tipo de vida en prisión en los meses precedentes, su sistema organizativo, las pequeñas historias entrecruzadas de un grupo de presos, la lucha por la supervivencia en un espacio oscuro, superpoblado y anárquico.
Ese mismo tema, pero desde otro ángulo fue abordado por Socorro Leite, una brasileña que recorrió la prisión luego del tremendo episodio y grabó dos capítulos para ver como era la vida en esa prisión. Habló también de hechos esotéricos dentro del penal. Por eso, generó tanta polémica que la primera parte aún hoy permanece como prohibida.
En cambio, la segunda parte es muy popular y se puede ver incluso por YouTube.
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Socorro, la realizadora de un documental en Camandirú que tiene censurada su primera parte. (Foto: Captura de TV)
En el testimonio grabado, Socorro Leite avanza por la cárcel, especialmente el pabellón 9. Pero cada tanto, da fuertes gritos (mezcla de sorpresa y desagrado) ante lo que ve en los pasillos y celdas ya abandonadas y lo que ella califica como elementos extraños que aún siguen produciéndose en ese pabellón totalmente aislado.
Incluso, con sus intuiciones logró que en la investigación televisiva se derrumbaron una serie de muros que ocultaban ascensores tabicados. Para que se utilizaban y en que circunstancia, sigue siendo un misterio.
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Socorro Leite logró que se investigara detrás de los muros y halló ascencores y depósitos de cadáveres en el interior de la prisión. (foto: Captura de TV)
Nota Final: el coronel Guimaraes, responsable de la represión en la prisión de "Carandirú", tuvo un trágico final.
El domingo 10 de septiembre de 2006, sobre las 22.30 horas, uno de sus asesores lo halló muerto de un disparo. No había signos de violencia como de un enfrenamiento. Solo un cartel pintado en la pared en el lugar en que lo hallaron que decía: "Aquí se hace, aquí se paga".