El cardenal Rolandas Makrickas, comisario extraordinario de la Basílica de Santa María la Mayor, reveló cómo fue el pedido especial que recibió del papa Francisco en mayo de 2022 para que su última morada fuese en ese sitio.
El papa Francisco pidió ser sepultado en la Basílica de Santa María la Mayor, alejándose de la tradición vaticana. Su tumba, sencilla y cargada de simbolismo, reposará junto al altar de San Francisco en uno de los templos más antiguos de Roma.
El cardenal Rolandas Makrickas, comisario extraordinario de la Basílica de Santa María la Mayor, reveló cómo fue el pedido especial que recibió del papa Francisco en mayo de 2022 para que su última morada fuese en ese sitio.
Ese año habló con Francisco de su futura tumba y aseguró que, por aquel entonces, “él creía que los papas debían ser enterrados en la basílica de San Pedro”.
"Sin embargo, una semana después me llamó a la Casa Santa Marta y me dijo: 'La Madonna (María) me ha dicho ‘preparate tu tumba’'. Y añadió: “Estoy muy contento de que María no me haya olvidado”.
Así comenzó la histórica búsqueda de un lugar donde reposarían los restos del Papa argentino, que serán trasladados este sábado a uno de los templos más antiguos y venerados de Roma.
La sepultura de Francisco quedará junto al altar de San Francisco, en un nicho de la nave lateral de la imponente basílica papal, entre la capilla Paulina -donde se venera el ícono mariano de la Salus Populi Romani- y la capilla Sforza.
El Papa eligió alejarse de la tradición vaticana, que suele conservar los restos pontificios dentro de los muros de San Pedro.
En un breve encuentro con la prensa, Makrickas destacó que Santa María la Mayor es el principal santuario mariano de Roma y uno de los templos cristianos más antiguos, en pie desde el siglo V. "Es una de las cuatro basílicas papales que nunca ha sido destruida, ni arruinada, ni quemada. Es símbolo de arte, espiritualidad y devoción a la Madre de Dios", explicó.
La basílica también guarda un fuerte lazo con la espiritualidad jesuítica. Allí, San Ignacio de Loyola celebró su primera misa en 1538, ante las reliquias de la Sagrada Cuna. Durante la pandemia de Covid-19, Francisco rezó solo en ese mismo altar.
Además, Santa María la Mayor alberga el ícono de la Salus Populi Romani, símbolo que los primeros misioneros jesuitas llevaban en sus viajes, y desde donde Francisco iniciaba cada uno de sus viajes apostólicos. “El Papa fue un gran misionero que siempre volvía a esta imagen”, recordó el cardenal.
Francisco visitó el lugar en mayo de 2022, durante la liturgia del Santo Rosario, y allí aprobó los primeros bocetos de su sepultura: quería una tumba sencilla, sin lujos, que reflejara su vida de austeridad.
"Pidió que solo figurara su nombre en latín, 'Franciscus', su cruz pectoral ampliada y que la piedra fuera de Liguria, tierra de sus antepasados", detalló el cardenal. El Papa también quiso conservar la histórica losa que cubría una antigua puerta que unía la basílica con el palacio apostólico adyacente.
Para Makrickas, todos los símbolos elegidos para esta tumba -la cercanía al altar de San Francisco, el ícono de la Salus Populi Romani y la piedra humilde- reflejan los valores que Francisco defendió durante su vida: sencillez, espiritualidad misionera y devoción mariana.
El domingo 27 de abril, a las 16 horas, todos los cardenales se reunirán en la basílica para pasar la Puerta Santa, rezar en la tumba de Francisco y celebrar las vísperas del Domingo de la Misericordia. Se trata de un acto privado, no incluido en el calendario oficial de la Santa Sede.
Monseñor Rolandas Makrickas, de 51 años, originario de Lituania, ha tenido un ascenso discreto pero firme dentro de la curia romana bajo el pontificado de Francisco. Nombrado en 2021 comisario extraordinario de Santa María la Mayor, su formación en un país profundamente católico y su experiencia en gestión vaticana lo llevaron a ser el custodio de la tumba del primer Papa jesuita.