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Han pasado 18 años, pero jamás apareció su cuerpo. Ni siquiera su ropa. Es un misterio absoluto, que alienta cualquier tipo de hipótesis. Este contenido de un disco duro, es el nuevo aporte, pero no se sabe cuán útil puede ser. Han pasado casi 20 años y nada parece abrir la puerta a la solución.
Una evidencia que puede cambiar todo el caso Madeleine
La policía de Alemania, lleva años buscando pruebas contra Brueckner. Lo atraparon por casos de abusos y secuestros. Elementos similares a lo de la pequeña Madeleine. Además, muchos de esos casos, sucedieron en el sur de Portugal y en la misma época en que se perdió todo rastro de la niña. Así llegaron hasta un amigo o excompañero de Brueckner, también en Portugal. Ese testigo fue el primero que dio datos sobre la vinculación del sospechoso con Maddie. Una noche, le confesó que se había llevado una niña de un hotel. Justo cuando desapareció la nena británica.
La investigación se concentró desde entonces en Brueckner. Todo lo que se relaciona con su persona se revisó una y otra vez. Como una camioneta, que apareció en Portugal 10 años después del caso.
Ahora se trata de un disco rígido que apareció en una casa en el campo alemán. Propiedad de Brueckner. Era una antigua fábrica. Los investigadores lograron abrirlo y encontraron un material que los sacudió. Podía vincularse con registros gráficos (fotos, videos) de varios de sus crímenes. ¿También apareció Madeleine McCann en ese disco duro?
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La computadora, el disco rígido y los elementos que compremeten a Bruecknere en el caso MacCann (Foto Gentileza Daily mail)
La inquietante evidencia demuestra la obsesión de Brueckner con los niños pequeños. Se encontraron ropa y juguetes infantiles en la guarida abandonada del violador pedófilo, además de máscaras, productos químicos y armas. También se encontró un disco duro con fotos, que los investigadores alemanes mantienen en secreto.
Estos indicios convencen cada día más sobre la hipótesis de que Madeleine no solo está muerta (más que probable por todo el tiempo transcurrido) sino que Brueckner fue el asesino y el crimen se cometió pocos días después. Gran parte de la evidencia recién descubierta se encontró por casualidad en una fábrica abandonada que Brueckner compró por 24.000 dólares en 2008, apenas un año después de la desaparición de Madeleine.
Pero lo más importante no cambió en 18 años. La niña, viva o muerta, jamás apareció. Por lo tanto, cualquier hipótesis sigue abierta.