La relación con el papa Jorge Mario Bergoglio proviene del abuelo de Felipe, también llamado Jorge, quien era primo del Pontífice. Esa coincidencia de nombres incluso generó confusión en Argentina en 2013, cuando se anunció el nuevo papa en latín. “Hubo gente que pensó que el papa era mi abuelo. Era muy pequeño, tenía unos 10 años, pero recuerdo perfectamente ese día, esos momentos de celebración en casa. Fue increíble”, contó Felipe en una entrevista con La Nazione en agosto de 2024.
En esa misma charla, Felipe confesó que no había conocido en persona a Francisco, pero que estaba esperando una audiencia especial en la Santa Sede. “Mi padre me contó que el papa Francisco preguntaba siempre por nuestra familia. Cuando todos vivíamos en Argentina, la relación era difícil por las distancias entre Buenos Aires y Córdoba, pero el vínculo siempre estuvo ahí”, dijo.
Sus dos hermanos mayores, Mateo y Benjamín, sí llegaron a conocer al Papa. Felipe, en cambio, se queda con la cuenta pendiente de un encuentro que nunca llegó a concretarse.
Más allá de lo deportivo, su apellido llama la atención en Italia. “Mis compañeros me piden la bendición antes de cada partido. También cuando se lesionan. Nos reímos siempre. Ser Bergoglio es un honor y para mí no supone ninguna carga llevar este apellido”, explicó.
Fanático de San Lorenzo, como lo fue su célebre pariente, Felipe se formó en Club Social y Deportivo Lasallano, donde jugó hasta mediados de 2023 antes de dar el salto al fútbol europeo.
Hoy, con el dolor a flor de piel, el apellido Bergoglio vuelve a resonar en todo el mundo, pero también en los rincones más humildes del deporte, donde un joven argentino lo honra con orgullo.