Desde que la Conmebol instauró la modalidad de final única en 2019, se exige a los estadios designados que adopten una postura neutral. Esto implica cubrir los escudos, emblemas y hasta los patrocinadores del club anfitrión. Así, River debió ceder el control del Monumental desde 10 días antes del encuentro para que la organización plotee el estadio con los colores oficiales del torneo —negro y amarillo— y los logos de los patrocinadores.
Además, la AFA reprogramó el partido entre River y San Lorenzo, correspondiente a la fecha 24 de la Liga Profesional, para el miércoles 4 de diciembre, permitiendo que el Monumental esté disponible para los preparativos del evento.
Esta será la primera vez que la final de la Copa Libertadores se dispute en suelo argentino bajo el formato de partido único. En ediciones anteriores, la sede fue Lima (2019), Montevideo (2021), Guayaquil (2022) y Río de Janeiro en dos ocasiones (2020 y 2023).
Pese a la polémica generada por los cambios, River recibirá cerca de dos millones de dólares por ser anfitrión del evento, una cifra significativa que refleja el prestigio de albergar el partido más importante del fútbol sudamericano.