El nuevo diseño del circuito fue realizado por el ingeniero italiano Jarno Zaffelli e introduce cambios sustanciales: se eliminará la zona del lago, se agregarán rectas más largas y curvas rápidas, y se establecerán dos zonas de DRS para mejorar los sobrepasos. En cuanto al nombre, el evento podría dejar atrás la histórica denominación de Gran Premio de la República Argentina y llamarse Gran Premio de Buenos Aires, en línea con el fuerte apoyo del Gobierno porteño al proyecto.
Tres promotores locales encabezan las gestiones: el Grupo OSD, Dale Play y Fenix Entertainment Group, en contacto directo con Stefano Domenicali, CEO de la FOM. A nivel nacional, el Gobierno colaborará a través de Visit Argentina y la Marca País, facilitando trámites migratorios y aduaneros para los equipos.
El impacto económico es uno de los principales argumentos detrás de la iniciativa. En San Pablo, la Fórmula 1 genera alrededor de 500 millones de dólares anuales y más de 10 mil empleos. En Buenos Aires, se busca replicar ese modelo y consolidar a la ciudad como un destino clave para eventos deportivos de primer nivel.
El último Gran Premio en Argentina se disputó en 1998, con victoria de Michael Schumacher. Desde entonces, el automovilismo nacional intentó recuperar la F1 sin éxito. Sin embargo, el auge de Franco Colapinto, piloto de reserva de Alpine y ferviente impulsor del regreso de la categoría al país, revitalizó el entusiasmo de los fanáticos.
Con avances concretos y el visto bueno de la FOM, la posibilidad de volver a escuchar el rugido de los motores de la Fórmula 1 en Buenos Aires está más cerca que nunca.