Otros jugadores afectados incluyen a Alejo Sarco, delantero de Vélez Sarsfield, quien ya enfrentaba conflictos con la institución, e Ian Vera, juvenil de San Lorenzo, cuyo vínculo también fue cortado. En el Ascenso, Agustín Minnicelli de Comunicaciones y Claudio Aveldaño de Atlanta se sumaron a la lista de futbolistas que quedaron en libertad de acción por su participación en el torneo.
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Lo que inicialmente parecía un certamen de fantasía inspirado en el potrero, con líneas pintadas a mano y jugadores amateurs, rápidamente se transformó en un fenómeno mediático que atrajo a profesionales. Sin embargo, esta elección les costó caro a varios de ellos.
Desde Futbolistas Argentinos Agremiados dejaron en claro que la responsabilidad recae en los jugadores. "Cada contrato profesional establece claramente qué actividades no están permitidas", comentaron de manera informal. La participación en torneos no autorizados, como la Copa Potrero, es una de esas restricciones.
El torneo, que entrega al campeón un premio de 210.000 dólares – un premio mayor al que otorga la Copa Argentina–, generó divisiones en el mundo del fútbol. Carlos Tevez, una de las figuras que participa como atractivo del certamen, ironizó: "Decile al Kun que esto de potrero no tiene nada".
Sergio Agüero, por su parte, defendió la legitimidad de la competencia y rechazó las críticas que apuntan a la transparencia de su organización. "Yo hice toda mi plata trabajando en blanco. Mirá si voy a querer hacerla en negro. Sería un estúpido", expresó el exdelantero.
Mientras el torneo avanza hacia su definición, los casos de los jugadores sancionados dejan en evidencia las tensiones que genera esta fusión entre lo amateur y lo profesional. Para algunos, la Copa Potrero es un homenaje al barrio; para otros, un espejismo que amenaza las carreras de futbolistas profesionales.