El antecedente más reciente era el de Guillermo Barros Schelotto, quien se fue tras perder la histórica final de la Copa Libertadores 2018 disputada en Madrid. El club no le renovó el contrato después de aquel golpe duro que marcó un antes y un después.
Más atrás en el tiempo, otros apellidos ilustres también sufrieron el mismo destino. Miguel Ángel Brindisi renunció en 2004 tras un 0-2 ante River con goles de la Gata Fernández y Nelson Cuevas. Alfio Basile, en tanto, dejó su cargo en enero de 2010 luego de caer en un Superclásico de verano en Mar del Plata con goles de Rogelio Funes Mori y un doblete de Daniel Villalva.
Aquel ciclo fue seguido por el de Claudio Borghi, que llegó como campeón con Argentinos Juniors pero también se marchó después de perder con River. El tanto de Jonatan Maidana en la Bombonera fue decisivo.
En la historia más lejana, el primero en irse post-River fue Oscar Tarrío en 1943, tras perder 3-1 en la quinta fecha. Luego, pasaron otros nombres como José Varacka en 1972, Cacho Silveira en 1967, y César Luis Menotti, quien renunció en diciembre de 1994 tras un 3-0 en contra.
Incluso durante la gestión de Riquelme como presidente ya había estado al borde de la salida un técnico tras perder un Superclásico: Diego Martínez. Aunque la derrota ante Racing en la Liga Profesional fue el inicio del final, el traspié 0-1 en la Bombonera frente al River de Demichelis puso en duda su continuidad. Finalmente, la caída posterior ante Belgrano en Córdoba precipitó su salida.
Fernando Gago, entonces, se suma a una lista extensa y significativa de entrenadores que dejaron Boca con el golpe del Superclásico todavía fresco.