En la causa están imputados el médico de cabecera Leopoldo Luque, el médico Pedro Di Spagna, el enfermero Mariano Perroni, la coordinadora de la gerencia de cuidados domiciliarios Nancy Forlini, la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Díaz.
Además de su indignación, Signorini confesó que aún le cuesta asumir la ausencia de Maradona. "Trato de olvidarme y hacer de cuenta que todavía está por algún lado", expresó con nostalgia.
Por otra parte, recordó que en los últimos años no estuvo de acuerdo con que Maradona dirigiera equipos de fútbol, ya que "su sistema emocional no estaba fortalecido para hacerse cargo de un equipo". También reveló que había impulsado un proyecto para que el Diez diera charlas motivacionales en escuelas y universidades, pero nunca se concretó: “Eso hubiera sido un factor motivacional para los chicos”.
Por último, Signorini recordó el velorio de Maradona con una frase elocuente: "Mientras algunos se lamentaban, yo trataba de descubrir en qué manos tenían las cebollas que se habían pasado por los ojos algunas personas que estaban cerca del ataúd”.
El juicio por la muerte de Maradona avanza, pero el debate sobre su final y la responsabilidad de quienes lo rodeaban sigue más vigente que nunca.