Antes de salir a marchar, Claudia Acuña dio una breve explicación de por qué iban a marchar mirando hacia abajo: en la ficción, las mujeres son obligadas a usar esas telas blancas en la cabeza para que no puedan mirar a los costados ni conectarse entre sí. Las mujeres, entonces, se ven obligadas a desarrollar una especie de lenguaje de resistencia.
Cómo fue la acción. Pasado el mediodía, mientras en el Senado comenzó a debatirse en comisiones el proyecto de ley de interrupción voluntaria del embarazo, 38 mujeres salieron de la sucursal de MU para marchar hacia la Av. Entre Ríos caracterizadas con los sombreros blancos y las túnicas rojas. Hicieron esas cuatro cuadras con la mirada hacia abajo, sin hablar con nadie ni entre ellas, ni contestar a ninguna de las personas que se acercaron a preguntarles qué hacían así vestidas.
Cuando llegaron a la puerta del Congreso, se ubicaron en sus lugares, siempre con la mirada baja. La periodista Miriam Lewin leyó el prólogo escrito por la autora Margaret Atwood y luego, todas juntas, gritaron a unísono su pedido por el aborto legal.