A dos años del crimen de Fernando Báez Sosa, Graciela Sosa, su madre, se desmayó luego de hablar en el acto que pide justicia y rinde homenaje al joven de tan solo 18 años.
A dos años del crimen de Fernando Báez Sosa, Graciela Sosa, su madre, se desmayó luego de hablar en el acto que pide justicia y rinde homenaje al joven de tan solo 18 años.
Tras recordarlo y asegurar: "nuestra vida está destrozada para siempre, perdimos lo mejor que teníamos, no hay día que no lloremos por él", la familiar se descompensó y fue rápidamente asistida por paramédicos del SAME Provincia, en Av.3 y Calle 102, Villa Gesell.
Fernando Báez Sosa fue asesinado a golpes por un grupo de rugbiers a la salida de un boliche de Villa Gesell dos años atrás.
Familiares, acompañados de representantes de cinco religiones, encabezaron un emotivo homenaje en la puerta del club Le Brique, donde el joven 18 años estudiante de derecho fue asesinado el 18 de enero de 2020.
Tan solo un minuto antes de sufrir un desmayo, Graciela comenzó su desgarrador discurso rodeada de vecinos de Gesell, amigos, familares y conocidos del joven. Cientos de personas se concentraron en la Avenida 3 (peatonal a esa altura por la tarde noche), de la tradicional ciudad balnearia bonaerense.
Primero, sus palabras se centraron en el recuerdo del momento en que la llamaron para avisarle que Fernando "había sufrido un accidente". "Preparamos las valijas para venir (a Villa Gesell), y al poco tiempo sonó el teléfono y era para decirme que Fernando estaba muerto, que no había sido un accidente, que lo habían matado en una riña", agregó.
"Él nunca tuvimo enemigos, nunca se peleó con nadie, era amor, cariño, era solidario, honesto. Así era mi Fernando", destacó la mujer que estaba visiblemente conmovida.
Y aseguró que "la forma en que nos arrebataron a nuestro hijo es imperdonable, por eso luchamos y tratamos de ser fuertes para seguir pidiendo justicia, que esto no quede en la nada".
"Nuestra vida está destrozada para siempre, perdimos lo mejor que teníamos, nuestro único hijo. Era todo para nosotros, el que nos daba alegría, la fuerza para luchar y teníamos esperanza en el día de mañana que él sería el que nos cuidara", lamentó Graciela mientras lloraba desconsoladamente.
Y continuó: "Nunca tendremos un nieto, nunca veré a mi hijo cuando se reciba, que era lo que yo más anhelaba, entregarle el título en su mano".
Para terminar, confesó: "Tal vez alguna vez encuentre un poquito de paz, un poquito de calma, el día que vea enjuiciados a los asesinos de mi hijo".